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Síndrome de carga del Cuidador (SCC) o Burnout

¿Qué es?

 

Es un trastorno que se presenta en personas que desempeñan el rol de cuidador principal de una persona dependiente. Se caracteriza por el agotamiento físico y psíquico. Se considera producido por el estrés continuado (no por una situación puntual), y que puede agotar las reservas físicas y mentales del cuidador.

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¿Cuáles son sus principales síntomas?

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El agotamiento, tanto físico como psicológico son los principales signos de alarma para detectar este problema de salud mental en los cuidadores. De manera generalizada pueden mencionarse los siguientes:

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  • Agotamiento físico y mental (sensación de no poder más)

  • Labilidad emocional: cambios de humor repentinos

  • Depresión y Ansiedad

  • Conductas de consumo abusivas: tabaco, alcohol

  • Trastorno del sueño

  • Alteraciones del apetito y del peso

  • Aislamiento social

  • Dificultades cognitivas: problemas de memoria, atención, concentración, etc.

  • Problemas laborales (en el caso de cuidadores de instituciones, suelen presentarse conflictos o situaciones tensionantes entre los cuidadores auxiliares).

  • Estrés y preocupación excesiva ante cualquier evento

  • Nerviosismo

  • Frecuentes dolores de cabeza y/o espalda

  • Pérdida del interés por actividades placenteras

  • Resentimiento hacia la persona que cuida

  • En casos muy avanzados del síndrome, los cuidadores pueden presentar pensamientos de suicidio

 

¿Por qué se presenta el síndrome del cuidador?

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Según la literatura existente sobre el síndrome, este es de carácter situacional, es decir, condicionado por situaciones ambientales (externas).

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Algunas causas por las que se presenta el SCC, según diversos autores son:

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  • Indefensión aprendida. Se plantea como el escaso o nulo control sobre la situación adversa en repetidas ocasiones.

  • Interés social. Se refiere al interés activo del fomento del bienestar humano. La aparición del interés social, unido a la incapacidad de realizar reuniones y actividades de esparcimiento social debido a la demanda de su tarea, es un factor predictor del SCC.

  • Personalidad resistente. Es un patrón de personalidad caracterizado por un sentimiento de compromiso hacia sí mismo y el trabajo, por la percepción de control del ambiente y por la tendencia a acercarse a los cambios en la vida con una actitud de desafío y no de amenaza. Esto resume los tres factores que componen este patrón de personalidad (compromiso, control y desafío). Las personas con este tipo de personalidad previenen o reducen la incidencia del SCC.

  • Género. Es una variable que se debe tener en cuenta, puesto que está relacionada con una serie de características relacionadas con el trabajo, que predisponen especialmente al género femenino.

  • Demandas emocionales. Se consideran un antecedente objetivo del SCC, ya que existe una relación directamente proporcional; por lo que, a mayores demandas emocionales, mayor probabilidad de padecer el síndrome. El cuidador en este caso considera que las demandas son abrumadoras, mientras que para la persona receptora de cuidado son normales.

  • Estrategias de afrontamiento inadecuadas. Las estrategias de tipo escapista aumentan la probabilidad de sufrir SCC; mientras que las de control la disminuyen.

  • Autoeficacia. Es la propia percepción de eficacia en las tareas que se deben realizar. Está relacionada con el factor de la indefensión aprendida.

  • Patrón de personalidad tipo A. Este patrón caracteriza a individuos con altos componentes de competitividad, esfuerzo por conseguir el éxito, agresividad, prisa, impaciencia, inquietud, hiper responsabilidad, etc. Debido a que es un factor altamente relacionado con el aspecto laboral, se encuentra mucho en cuidadores.

 

¿Qué hacer en caso de presentar la sintomatología?

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Es sumamente importante que se acuda al servicio médico para poner en conocimiento del profesional de la salud la situación y así, poder ser atendido de forma oportuna por especialistas en salud mental que puedan brindar una ayuda integral en el manejo de emociones y reducción del estrés, de manera tal que sea posible mantener la calidad de vida y evitar la aparición de enfermedades físicas o mentales que pueden derivarse del síndrome.

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Adicionalmente, es necesario activar una red de apoyo en el sitio de trabajo (para el caso de cuidadores institucionalizados), la familia y amigos, para que exista acompañamiento durante el proceso de recuperación.

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