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Higiene en el Adulto Mayor

La higiene procura el normal y regular desarrollo del individuo y de la colectividad desde los puntos de vista físico y psíquico y también el crear un ambiente adecuado para facilitar ese desarrollo.

 

Puede dividirse en:

 

Higiene pública, aplicada a la comunidad (comprende la higiene de los alimentos, urbana y rural, del trabajo, escolar).

Higiene personal, aplicada al individuo.

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Los principales determinantes de la higiene son:

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LAVADO DE MANOS: sirven de intermediarias entre las cavidades naturales del cuerpo y otras personas, las manos sucias y contaminadas son un eslabón importante en la transmisión de enfermedades. De ahí la importancia del aseo de las manos después de defecar, antes de manipular los alimentos y después de estar en contacto con cualquier elemento contaminado.

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ASEO DEL CABELLO: Importante en la prevención de pediculosis y otras enfermedades.

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HIGIENE DE LOS OJOS: Los ojos deben ser limpiados con cuidado. Debe ser aplicado un paño limpio y húmedo para arrancar hacia fuera, las secreciones acumuladas durante el sueño. Si éstas están muy pegadas puede usarse compresas de agua hervida minutos antes.

 

HIGIENE BUCAL: La limpieza bucal debe hacerse después de las comidas, lo

más importante es la calidad del cepillo, éste no debe irritar las encías. La

función es la remoción de los restos de alimentos que pueden constituir un

medio de cultivo para los microorganismos.

 

EL BAÑO: Además de efectuar la limpieza del cuerpo, actúa como estimulante orgánico, sedante, antitérmico y terapéutico, según la temperatura y composición química del agua y la frecuencia de los baños.

La práctica del baño debe ser diaria y la limpieza del cabello debe hacerse por lo menos dos veces a la semana.

Bañar a una persona requiere de ciertas habilidades, destreza, amabilidad, flexibilidad y paciencia por parte del cuidador.

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Recomendaciones para la hora del baño de personas mayores o con discapacidad

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  • Mantener la privacidad (puertas cerradas).

  • Tener preparado todo lo necesario con anterioridad (toalla, jabón, agua a temperatura adecuada entre otras).

  • Música suave que ayude a relajar a la persona.

  • Evitar ruidos intensos y molestos.

  • Hablar suavemente.

  • Utilizar sillas para personas que no pueden estar de pie o con peligro de caídas.

  • Es útil colocar una barra en la pared.

  • Se debe poner una goma antideslizante dentro de la bañera y una alfombra, también antideslizante a la salida del baño que evite caídas.

  • Respete la autonomía de la persona (déjele hacer y ayude sólo cuando sea necesario, o cuando exista riesgo para su seguridad, ejemplo: entrar y salir del baño.

  • Estimule dicha autonomía para mantener independencia, ejemplo: yo te lavo la cabeza e intenta tu hacer el resto.

  • Crear rutinas (siempre a la misma hora).

  • Explicar a la persona cada una de las cosas que vaya a hacer, ejemplo: levanta la pierna para entrar a la bañera, no te olvides de enjabonar bien la toallita o paño antes de estregarte, entre otras.

  • Estar “muy atentos”.

  • Tenga en cuenta que a esta hora la persona puede sentirse indefensa.

  • Dejar que sienta que controla la situación. Prestar atención si dice que se lastimó con algún proceder.

  • Hacer accesible los útiles para el baño.

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Anticiparse situaciones difíciles:

 

  • Si no quiere bañarse: darle una razón de la importancia del aseo, sin herirlo ni lastimarlo.

  • Que una sola persona sea la responsable del baño.

  • Si durante el baño reacciona en forma agresiva, trate de distraerla.

  • Manténgase tranquilo, hable despacio, amable, personal.

  • No tenga prisa.

  • Ofrézcale al enfermo una cuña u orinal.

  • Lávese las manos.

  • Si la persona tiene alguna enfermedad y no puede ir al baño a asearse, debe realizar el baño en la cama.

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